Sincronía dura y blanda

El sonido acción tiene la particularidad de requerir una sincronización ajustada a la acción en la imagen, a la diferencia del sonido ambiente donde no es necesaria la sincronía incluso cuando la fuente está representada en la pantalla (gente hablando, ambiente de oficina, calle…)

Es recomendable leer el capítulo dedicado a la sincronización por José Nieto (2003, cap.5 pp. 128-138) y en particular define los conceptos de sincronía dura y blanda que se aplican a los sonidos con un ataque pronunciado (que corresponden a golpes o cambios bruscos en la imagen)

  • Sincronía dura: cuando el sonido se anticipa a la imagen, ya que “es más violento y sorpresivo un sonido repentino e inesperado que una imagen de las mismas características. Y si la percepción simultánea de ambos puede producir una impresión muy fuerte, el recibir el sonido unas centésimas de segundo antes que la imagen multiplica el efecto de brusquedad, de violencia, de dureza, en definitiva, de sorpresa, hasta llegar a alcanzar, si así lo queremos, niveles de auténtico sobresalto. Por ellos, el montador, cuidando de que no se pierda nunca la sensación de sincronía, anticipará el sonido de los disparos, la apertura brusca de puertas, la caída estrepitosa de objetos en medio del silencio, la aparición en pantalla de todo tipo de monstruos, bichos, asesinos, y en general, de todo aquello destinado a sorprender o a sobresaltar al espectador” (Nieto, 2003, p.133).
  • Sincronía blanda: cuando el sonido es posterior a la imagen y se suaviza la sensación de impacto.

Estas conclusiones empíricas que aparentemente aplican los montadores de sonido intuitivamente merecerían un estudio perceptivo experimental que incluyera ejemplos audiovisuales reales. En nuestro caso, vamos a hacer un análisis por modificación cambiando el tipo de sincronía entre el sonido y la imagen.


Ejemplo de sincronía dura (montaje original de El Señor de los Anillos). El sonido se adelanta a la imagen.


Ejemplo de sincronía neutra (El Señor de los Anillos). El sonido ocurre al mismo tiempo que la imagen.


Ejemplo de sincronía blanda (El Señor de los Anillos). El sonido se ocurre después que la imagen.

En contraposición con el sonido enfatizado y la sincronía dura del Señor de los Anillos, encontramos el sonido naturalista de disparos en El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert  Ford (Andrew Dominik, 2007): en todos los casos, la sincronía sonido-imagen es neutra y casi blanda (es decir, suena el disparo en el preciso momento en que se ve el fogonazo) y el sonido es realista, con disparos que suenan a disparo de pistola de época (relativamente agudo) en vez de los sonidos dignos de cañones o bazookas que solemos encontrar. El diseño del sonido y los efectos visuales de esta película tienen, por momentos, una precisión y fidelidad quirúrgicas.


Disparos naturalistas en El asesinato de Jesse James

Sin embargo, aún utilizando un sonido naturalista y una sincronía estrictamente neutra, uno de los disparos más violentos y sorpresivos de la historia del cine está en la siguiente secuencia. El sonido es perfectamente síncrono con la imagen, y seguramente es la rarefacción previa de sonidos con un acompañamiento musical suave y melancólico, al iluminación marcadamente tenebrista con la rarefacción de elementos visuales disponibles, lo que hace que ese disparo, que entra un poco fuera de ritmo, adquiera ese efecto tan impactante.

Disparos naturalistas con una gran carga expresiva en El asesinato de Jesse James

La precisión quirúrgica del sonido y de la imagen y su estrictísima correspondencia queda reflejada en la siguiente descomposición, donde podemos apreciar que incluso el sonido está ligeramente retrasado respecto a la imagen, como correspondería a la realidad física, donde el sonido viaja más lentamente que la luz.


Descomposición del disparo en El asesinato de Jesse James


Disparos con grabación en directo en La carta (1940)

La desincronización como recurso sonoro

La falta patente de sincronía sonido-imagen puede ser utilizada de manera expresiva. Este efecto se da pocas veces porque es claramente desconcertante para la audiencia, y puede no dejar de ser percibido como un error de sincronía irritante. En la escena final de Camino a la perdición (Sam Mendes, 2002) tenemos un ejemplo de sonido de olas que no tiene que ver con el ritmo o la forma de las olas que aparecen en imagen, y cuyo volumen y tratamiento siguen una línea expresiva desligada del realismo de la imagen.


Sonido de olas sin sincronía con la imagen en el final de Camino a la perdición