Una de las condiciones primordiales para que una música pueda ser utilizada como música extradiegética es que no atraiga la atención hacia sí misma, y sobre todo que no evoque una diégesis añadida: la canción o el canto se disuelve menos en la banda sonora al evocar la presencia de la persona que canta. En particular, difícilmente encontraremos un aria de ópera como música extradiegética. Las interpretaciones en las que el gesto instrumental se evoque claramente tampoco van a ser buenas candidatas porque el espectador va a ser consciente de la presencia del intérprete, por eso no suele haber partes instrumentales solistas y virtuosas en la música extradiegética. Pongamos por ejemplo la utilización de las Suites para Violonchelo de Bach: Ralph Kirshbaum – Suites for Cello, Suite No. 1 in G Major BWV 1007: Courante

Dos intervenciones de violoncello solo en Grimm 2×06: diegética preexistente (Bach) y extradiegética

Música preexistente de compositores específicos

La música de ciertos compositores tiene una frecuente utilización como música extradiegética, mientras que la de otros prácticamente sólo aparece diegéticamente. Un ejemplo de oposición clara es la música para piano de Chopin y de Satie, que aunque tengan claras similitudes, tienen usos muy marcados, quizás por la ausencia de cambios bruscos en la música de Satie.

Erik Satie, un compositor extradiegético

https://media.upv.es/player/?id=e0494a54-ed84-4fe6-9753-c9fda52b753c Chopin, un compositor diegético 

Un compositor cuya música difícilmente se encontrará utilizada extradiegéticamente es Beethoven, ya que precisamente es un músico de grandes contrastes y direccionalidades muy marcadas. Podemos ver una utilización diegética que se hace de su sonata, que sirve en realidad para descomponer dicha sonata y darle una estructura y utilización completamente nuevas, “domando” la estructura y direccionalidad impuesta por Beethoven.

Descomponiendo música preexistente: la sonata nº14 claro de luna de Beethoven en Lacombe, Lucien