Interrupción de la música

  • La música extradiegética nos hace entrar en el mundo de la emoción, los sentimientos o la subjetividad
    • Suspende el tiempo
    • Disminuye la sensación de realidad
  • El sonido ambiente nos hace estar en el mundo real, el tiempo que pasa
  • Cuando la música se para inesperadamente, pasamos del mundo emocional a la realidad

Este efecto funciona sobre todo cuando la música es una música preexistente o “de concierto” (canción, pieza instrumental) que tiene una estructura regular y predecible, y siempre mantiene una relación más ambigua con la diégesis (podría estar sonando en la escena, por oposición a una música cinematográfica).

La brusca desaparición de la música alegre y la aparición del sonido ambiente nos hace pasar de la suspensión del tiempo y una sensación alegre a un ambiente de tensión en un anuncio para Bloom de Cruz Verde

Grey’s Anatomy (Anatomia de Grey) Serie de TV. Creador Shonda Rimes et alii. EEUU 2005.
Música: Danny Lux
Aunque utilice canciones de corte comercial y sin carga emotiva, la función narrativa de la música es la misma.

Al parar la música extradiegética, pasamos del momento de tensión-emoción a la cruda realidad en Anatomía de Grey. Del ritmo de la agitación de la música al desánimo post-paro cardíaco.

Good Night and Good Luck (dir. George Clooney, EEUU, 2005). La música extradiegética impone su ritmo a la secuencia. Su desaparición hace que la sensación de lentitud de la espera sea mayor, y aumenta la tensión de la realidad. La música desaparece poco a poco dando paso a la realidad

El silencio expresivo preparado (silencio Beethoveniano)

La música de Beethoven se caracteriza por tener una gran direccionalidad, con lo que puede marcar progresiones y aumentos de tensión que contrastan con el silencio.

Ejemplo del Concierto para violín, Re M, op 61 (1806) de Ludwig van Beethoven. El silencio beethoveniano se prepara con un aumento de la tensión (progresión armónica, intensidad del sonido) seguido por un silencio total: los silencios que gritan.

La música cinematográfica clásica utiliza a veces este recurso. En Muerte de un ciclista (Dirección Juan Antonio Bardem, España, 1955. Música de Isidro Maiztegui) la música utiliza un lenguaje bastante moderno: Perfecta integración dramática en la narración y el montaje con dos ejemplos de aumento de la tensión que desembocan en un silencio repentino.
El silencio preparado adquiere una carga dramática superior a un silencio sin preparar: “un silencio pesado y abrumador”

  • Para crear este efecto de silencio expresivo la música debe tener estas características:
    • Partir de nada o de un momento relajado
    • Ir aumentando en tensión, con una direccionalidad clara (efecto diferente si la tensión es constante)
    • Desembocar en un silencio súbito y prolongado